1.-Critica sobre Dying light:
Tengo que admitir que los zombis nunca han sido un género de mi especial agrado. Ni en los videojuegos ni en el cine o la televisión. Supongo que gran culpa de esto lo tiene la sobresaturación que el género sufre desde hace años. Sin embargo Techland, desarrolladores de Dead Island, están consiguiendo que me reconcilie con nuestros putrefactos amigos. Ya en su día, el Dead Island Riptide me pareció un juego muy honesto con una propuesta muy entretenida, y he de admitir que con este Dying Light se han superado. Lo han conseguido, de nuevo, con una propuesta muy honesta con la que no pretenden revolucionar el género, pero sí darle una vuelta de tuerca juntando en un mismo título elementos de muchos géneros diferentes que, dicho sea de paso, casan a la perfección.
Dying Light es un juego de mundo abierto que pone a nuestros pies la infecta (y ficticia) ciudad de Harran para que nos movamos por ella con total libertad. Literalmente. El juego incluye la posibilidad de hacer parkour por todo el gigantesco escenario, lo que nos permite escapar de los zombis corriendo y saltando de tejado en tejado. En este sentido, y aunque pueda sonar muy simple, el trabajo realizado por los chicos de Techland para que la ciudad se convierta en nuestro propio parque de atracciones es encomiable. Como si de un Mirror Edge se tratase, nuestro personaje podrá correr, saltar, esquivar, agarrarse o deslizarse por todo el mapa del juego, que repetimos es inmenso, como un auténtico corredor, papel que desempeñamos dentro del título que hoy nos ocupa.
En cuanto a la historia, es obvio que no va a ganar un Oscar. Tira de tópicos de aquí y allá para conseguir cierta narrativa que dé sentido a nuestros devenires por toda la ciudad. A nivel personal, el guión me ha recordado a series de actualidad como Helix o The Last Ship, pero con un tono más desenfadado que le quita cierto peso dramático al mismo. De hecho, y a pesar de una inmensa variedad de situaciones y misiones a realizar, es fácil que a veces sintamos cierto hastío ante la repetición de situaciones. Gracias a Dios, se trata de momentos puntuales y, como decíamos, la historia es lo suficientemente entretenida como para mantenernos enganchados al hilo.
Como ya pudimos ver en Dead Island, nuestras armas y nuestro personaje podrán (y deberán) ser mejorados para poder hacer frente a desafíos cada vez mayores. Podremos actualizar nuestras armas de múltiples formas para hacerlas más duraderas, más manejables o más letales, y podrán repararse una cantidad limitada de veces antes de quedar inservibles. También dispondremos de armas de fuego (con la historia ya algo avanzada), que cambian completamente nuestra manera de encarar nuestros enfrentamientos con los zombis: el ruido, del tipo que sea, atrae a los enemigos, así que no siempre disparar será una buena opción.
Sin embargo, los múltiples elementos explosivos que encontraremos dispersos por el mapa (bidones, bombonas de gas, gasolineras, vehículos, etc.) pueden servirnos para crear trampas mortíferas que, de un solo disparo, nos permitan acabar con ingentes cantidades de caminantes. Sea como fuere, todo el juego está pensado para que pienses y evalúes cómo actuar antes de realizar ninguna acción... si es que puedes, claro.
2.-Conclusion:
Tenemos zombis, tenemos parkour, tenemos un mundo abierto inmenso para explorar y una historia que por lo menos engancha; y todo ello vestido con un apartado técnico y sonoro sencillamente soberbio. Coge una coctelera, mezcla bien un poco de Dead Island, otro poco de Mirror Edge y algo de Far Cry, y ya sabes lo que tienes. Si eres un amante del género de zombis, este juego es indispensable para ti.
3.-Fallos:
Dying Light es carne de youtubers, niños rata y, ahora, de la elegante casta de los modders. Según lo que se puede leer en la lista de cambios de la actualización 1.4.0, el juego ahora permite el desarrollo de mods (en pc, obviamente). Este cambio se debe, sobre todo, al fallo de Techland de haber restringido los susodichos en unparche anterior, para evitar que los jugadores hicieran trampas.
Debemos tener en cuenta, según advierte Techland en la lista de cambios, que el juego no va a permitir que los mods entren en funcionamiento en las partidas en red, para evitar que exista una descompensación entre los jugadores que tienen instalados o activados los mods y los que están experimentando la versión vainilla del juego.
Además, han entrado otra serie de cambios necesarios, con los que se arreglan fallos, se compensan elementos injustos de las mecánicas de juego y se mejoran otras características del juego. Entre ellos merece la pena destacar que se ha «reducido mucho el uso de RAM» y se han arreglado los «tiempos de carga extraordinariamente largos» de los que muchos usuarios habían dado cuenta.
Rincon Gaming Spain ©
Tengo que admitir que los zombis nunca han sido un género de mi especial agrado. Ni en los videojuegos ni en el cine o la televisión. Supongo que gran culpa de esto lo tiene la sobresaturación que el género sufre desde hace años. Sin embargo Techland, desarrolladores de Dead Island, están consiguiendo que me reconcilie con nuestros putrefactos amigos. Ya en su día, el Dead Island Riptide me pareció un juego muy honesto con una propuesta muy entretenida, y he de admitir que con este Dying Light se han superado. Lo han conseguido, de nuevo, con una propuesta muy honesta con la que no pretenden revolucionar el género, pero sí darle una vuelta de tuerca juntando en un mismo título elementos de muchos géneros diferentes que, dicho sea de paso, casan a la perfección.
Dying Light es un juego de mundo abierto que pone a nuestros pies la infecta (y ficticia) ciudad de Harran para que nos movamos por ella con total libertad. Literalmente. El juego incluye la posibilidad de hacer parkour por todo el gigantesco escenario, lo que nos permite escapar de los zombis corriendo y saltando de tejado en tejado. En este sentido, y aunque pueda sonar muy simple, el trabajo realizado por los chicos de Techland para que la ciudad se convierta en nuestro propio parque de atracciones es encomiable. Como si de un Mirror Edge se tratase, nuestro personaje podrá correr, saltar, esquivar, agarrarse o deslizarse por todo el mapa del juego, que repetimos es inmenso, como un auténtico corredor, papel que desempeñamos dentro del título que hoy nos ocupa.
En cuanto a la historia, es obvio que no va a ganar un Oscar. Tira de tópicos de aquí y allá para conseguir cierta narrativa que dé sentido a nuestros devenires por toda la ciudad. A nivel personal, el guión me ha recordado a series de actualidad como Helix o The Last Ship, pero con un tono más desenfadado que le quita cierto peso dramático al mismo. De hecho, y a pesar de una inmensa variedad de situaciones y misiones a realizar, es fácil que a veces sintamos cierto hastío ante la repetición de situaciones. Gracias a Dios, se trata de momentos puntuales y, como decíamos, la historia es lo suficientemente entretenida como para mantenernos enganchados al hilo.
Como ya pudimos ver en Dead Island, nuestras armas y nuestro personaje podrán (y deberán) ser mejorados para poder hacer frente a desafíos cada vez mayores. Podremos actualizar nuestras armas de múltiples formas para hacerlas más duraderas, más manejables o más letales, y podrán repararse una cantidad limitada de veces antes de quedar inservibles. También dispondremos de armas de fuego (con la historia ya algo avanzada), que cambian completamente nuestra manera de encarar nuestros enfrentamientos con los zombis: el ruido, del tipo que sea, atrae a los enemigos, así que no siempre disparar será una buena opción.
Sin embargo, los múltiples elementos explosivos que encontraremos dispersos por el mapa (bidones, bombonas de gas, gasolineras, vehículos, etc.) pueden servirnos para crear trampas mortíferas que, de un solo disparo, nos permitan acabar con ingentes cantidades de caminantes. Sea como fuere, todo el juego está pensado para que pienses y evalúes cómo actuar antes de realizar ninguna acción... si es que puedes, claro.
Tenemos zombis, tenemos parkour, tenemos un mundo abierto inmenso para explorar y una historia que por lo menos engancha; y todo ello vestido con un apartado técnico y sonoro sencillamente soberbio. Coge una coctelera, mezcla bien un poco de Dead Island, otro poco de Mirror Edge y algo de Far Cry, y ya sabes lo que tienes. Si eres un amante del género de zombis, este juego es indispensable para ti.
3.-Fallos:
Dying Light es carne de youtubers, niños rata y, ahora, de la elegante casta de los modders. Según lo que se puede leer en la lista de cambios de la actualización 1.4.0, el juego ahora permite el desarrollo de mods (en pc, obviamente). Este cambio se debe, sobre todo, al fallo de Techland de haber restringido los susodichos en unparche anterior, para evitar que los jugadores hicieran trampas.
Debemos tener en cuenta, según advierte Techland en la lista de cambios, que el juego no va a permitir que los mods entren en funcionamiento en las partidas en red, para evitar que exista una descompensación entre los jugadores que tienen instalados o activados los mods y los que están experimentando la versión vainilla del juego.
Además, han entrado otra serie de cambios necesarios, con los que se arreglan fallos, se compensan elementos injustos de las mecánicas de juego y se mejoran otras características del juego. Entre ellos merece la pena destacar que se ha «reducido mucho el uso de RAM» y se han arreglado los «tiempos de carga extraordinariamente largos» de los que muchos usuarios habían dado cuenta.
Rincon Gaming Spain ©
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